Cultura

Tribal Bellydance, empoderamiento femenino más que danza sexual

El II Festival Be Tribal Bellydance, que tendrá lugar en la Ciudad de México del 9 al 13 del mes en curso, espacio para compartir y hacer vínculos.

por Notimex

07/08/2017 10:34 / Uniradio Informa / Cultura / Actualizado al 17/02/2023

México, 7 Ago (Notimex).- El II Festival Be Tribal Bellydance, que tendrá lugar en la Ciudad de México del 9 al 13 del mes en curso, espacio para compartir y hacer vínculos entre bailarinas, maestras y creadoras, contará con la presencia de clanes y tribus de Estados Unidos, Japón, Alemania, España y México, informó Walky Ardaat.

La directora del festival y bailarina de Ghytias Tribal Bellydance destacó la presencia de figuras internacionales, como la agrupación Divine Chaos Tribal Fusion, que dirige Shannon Marie Conklin de Phoenix, Arizona, y la japonesa Kae Montgomery, quien radica en la Bahía de San Francisco y fue parte de la compañía Fat Chance Bellydance.

Además, añadió, asistirá la alemana Katarina Burda, que como integrante de Bal Anat en los años 60, fue parte de la primera compañía profesional de danzas de Mediterráneo, Norte de Africa, y Medio Oriente, compañía raíz de lo que sería una cultura occidentalizada del Bellydance y que repercute hoy en día a nivel internacional, explicó Walky Ardaat.

Durante una entrevista con Notimex, informó que asistirá también la española Morgana Guibelalde, única bailarina del género Tribal Fusión, pues une danzas de Medio Oriente y el Tribal Bellydance con Artes Marciales. Otra estrella es la mexicana Alessa Fortuna, precursora del género Tribal Fusión en México, con circo, contorsionismo y burlesque.

“Buscamos conjuntar y fortalecer a la creciente comunidad y cultura tribal bellydance latinoamericana”, comentó Ardaat, también directora y bailarina de Ghytiastudio, espacio donde se imparte el Tribal Bellydance en sus diversas manifestaciones.

Ella junto con Janna Amarok, productora del evento, buscan crear un espacio de cohesión para la comunidad tribal bellydance actual y fortalecer a las nuevas generaciones, tanto en el país como de América Latina en general, para acercarlas a este género y su cultura, y de esta forma, se valore su aportación al mundo. Otro objetivo es llegar a un público más amplio, especialmente el interesado en este estilo dancístico.

En su propio estudio, puso en relieve que retomar el concepto de comunidad entre los grupos y tribus que practican los estilos del Tribal Bellydance, una fusión dancística inspirada en la estética y danzas del Norte de Africa, India y fuerte influencias del estilo Flamenco, son propósitos que darán vida al II Festival Be Tribal Bellydance 2017.

Walky Ardaat promueve desde hace nueve años a la comunidad Tribal Bellydance en México, y a través de Ghytiastudio imparte clases regulares, cursos de especialización, seminarios y presentaciones junto con su compañía a nivel nacional, y desde 2016 el mencionado festival es el más grande en México.

Destacó que Janna Amarok, integrante de Ghytias Tribal Bellydance, cuenta con más de 20 años de producción en el medio publicitario, cine y televisión, diseñadora y "Makeup Artist". Junto con Walky Ardaat, está a cargo de la producción de eventos, seminarios y talleres, y es la responsable de la imagen del festival y todos las actividades en Ghytiastudio.

Emulando a la cultura Tuareg del Norte de Africa, donde las mujeres viven a lo largo del desierto, y en determinadas celebraciones se reúnen para bailar, cantar y después regresar a sus lugares de origen, el festival, a realizarse en el Salón Villa Flamingos, tendrá un bazar con textiles de India y Marruecos, y joyería elaborada por etnias kuchi, es decir tribus nómadas de India, Afganistán y Pakistán.

Asimismo, habrá talleres de henna y tendi, es decir shows de exhibición con intérpretes de Tribal Bellydance. “Tendremos una gala con la participación de las maestras invitadas al encuentro: Kae Montgomery, Katarina Burda, Divine Chaos Tribal Fusion, Morgana Guibelalde y Alessa Fortuna, mientras que Fabricio Bonelli será maestro de ceremonias”, dijo Ardaat.

“Los orígenes del Tribal Bellydance se remontan a los años 80 del siglo pasado con el American Tribal Style, que a su vez nació en San Francisco con el grupo Fat Chance Bellydance de la bailarina Carolena Nericcio, alumna de Masha Archer, heredera del linaje Salimpour en Bal Anat, primera compañía profesional de danzas de Mediterráneo, Norte de África y Medio Oriente, en Estados Unidos”.

Añadió que “fue Carolena Nericcio, quien comenzó a estructurar una danza de improvisación grupal con base en códigos corporales inspirados en danzas del Norte de África, etnias de la India y el Flamenco por sí mismo, para de esta manera, otorgarle un sentido estético, de identidad étnica, antigua, de tribu y comunidad”.

Dejó en claro que a pesar de la belleza de los bailes y la sensualidad manifiesta de quienes los ejecutan, el American Tribal Style busca alejarse de la idea sexualizada del género femenino en la danza, y en su lugar enfatiza el poder femenino de liderazgo, sin que por ello demerite lo hermoso, pero con un sentido de celebración de la feminidad y el trabajo en equipo.

Maestras como Sharon Kerr y Elsanne Barrows, refirió, iniciaron los primeros pasos de la cultura Tribal Bellydance en México, en la década de 2000, surgiendo desde entonces grupos de mujeres y hombres que comenzaron a irrumpir en los escenarios, mostrando una danza poderosa, enigmática, mística y magnética, rompiendo la forma tradicional del Bellydance.

Una cualidad importante del Tribal Bellydance (término general que describe a intérpretes de American Tribal Style y sus derivaciones como el Tribal Fusión), recae en la improvisación dentro de un contexto de empoderamiento femenino, a partir no sólo de una profunda conciencia corporal sino incluso espiritual, donde existe un trabajo de comunión grupal, en el que cada una de las intérpretes brilla con la misma intensidad.

El Tribal Bellydance, es una danza que rememora épocas y etnias ancestrales, donde se honra a la tierra, a la mujer, a la deidad femenina y a los ciclos de vida donde todos los cuerpos y edades se incluyen. “Este baile nos permite conectar con nuestro cuerpo de manera profunda y emocional, aceptarnos y sentir orgullo de quienes somos”, abundó.

Irradia una energía de arraigo a la tierra, y fuego en el cuerpo y las caderas. El vestuario es exótico, pesado y étnico. “La estética nos remonta a lo antiguo a través de amplias faldas y textiles, la joyería avejentada y de fines utilitarios más que estéticos entre mujeres de etnias kuchi. Los rostros elegantes y de maquillaje dramático, enmarcado por tatuajes faciales, evocan a diosas de la creación”.

La música sigue siendo "world music" y mezclada con más tintes electrónicos o clásica de Medio Oriente, balcánica, electro swing, metal y otras. La estética es ligera y busca definir más las líneas naturales del cuerpo femenino con textiles étnicos como el assuit y telas banjara, en un afán de fusionar lo contemporáneo con lo étnico como base de inspiración.

Una bailarina de Tribal Bellydance tiene el compromiso de estar bien a nivel personal e individual para después imprimir fuerza a sus compañeras de tribu y de verdad poder conectar con ellas. “Es una danza donde se insta a estar en equilibrio en mente y en corazón, porque es un estilo donde se ve directo a los ojos”, advirtió la entrevistada.

Es una danza, subrayó, donde el ego se usa como una herramienta poderosa para brillar como agrupación. Individuos fuertes generan una tribu poderosa y una gran conexión al bailar. “En el Tribal Bellydance existen códigos que hablan sobre la perfectibilidad del ser humano, y si se trabajan con respeto y armonía, podemos encontrar el equilibrio”.

Se trata, en síntesis, de una danza que ayuda a desarrollar la intuición. Se baila y se celebra a manera de ritual, donde el trabajo en círculo hace que el caos quede afuera, se convierte en una ofrenda para quien la baila, y para quienes la ven. “El Tribal Bellydance es una danza para cierto tipo de personas y funciona en mujeres que buscan potencializar su poder de liderazgo”.

De acuerdo con la profesora y bailarina Walky Ardaat, esta danza satisface esa idea de reencontrarse con el poder personal y femenino, y poderlo proyectar y llevarlo a otros ámbitos de la vida personal, laboral, o incluso para tener una relación sana a nivel de pareja, con la familia y, sobre todo, la aceptación de quien se es a nivel integral”.

Para Walky Ardaat, es digno de reconocer que desde sus orígenes la aceptación de este género dancístico no ha sido tarea fácil, porque se formaron estereotipos erróneos acerca de su origen e interpretación. “Nadie se detenía a pensar en la profunda riqueza étnica y espiritual que cobija al Tribal Bellydance. Lo limitaban a un baile sexual como sucedió estereotípicamente con el bellydance”.

Ghytiastudio se localiza en el centro de Coyoacán y es el único sitio especializado en Tribal Bellydance en la Ciudad de México, con diplomado de maquillaje profesional para bailarinas, seminarios regulares con figuras internacionales y actividades como haflas e intensivos, con el fin de especializar a la comunidad mexicana y latinoamericana.