México

El violinista de Reforma, con permiso para tocar

Ricardo Márquez duerme y despierta con la música de su violín; llamado el “violinista de Reforma”, dormido ó despierto, sueña con contribuir.

por Notimex

02/08/2015 10:08 / Uniradio Informa / México / Actualizado al 17/02/2023

México.- Ricardo Márquez duerme y despierta con la música de su violín; llamado el “violinista de Reforma”, dormido ó despierto, sueña con contribuir a que se rompa el cerco musical para que México sea un país más sensible.

A sus 25 años, Márquez es considerado un símbolo en Paseo de la Reforma, una de las avenidas más importantes de la capital mexicana. Con su música toca los corazones de aquellos que lo escuchan cuando interpreta de forma magistral desde Vivaldi pasando por Beethoven, hasta Mozart.

El llamado “violinista de Reforma” cuenta las peripecias que tiene que enfrentar para tocar el violín sin que le roben o extorsionen los líderes de comerciantes, o que los policías lo lleven al Juzgado Cívico por “obstrucción de la vía pública”.

Nacido en el Distrito Federal, Ricardo, de complexión delgada, aproximadamente 1.70 de estatura, con una amplia sonrisa y actitud sencilla, no proviene de una familia de músicos, simplemente, tuvo la inquietud e ingresó en la Escuela de Iniciación Artística Número 4 del INBA, en 2007, y “desde ahí empecé a tocar”.

Su talento es evidente, toca el violín y la guitarra, y al observarlo durante más de una hora, a nadie dejo indiferente.

Pocas veces en esta ciudad, un artista callejero contagia a los capitalinos y turistas como él lo hace, a su música, pocos le regatean una moneda, incluso un billete, y nunca faltan aplausos tras cada interpretación dominical, a sólo unos pasos del Ángel de la Independencia.

Aquí tocando en la calle te encuentras de todo, principalmente con los policías o mafias de comerciantes o líderes de comerciantes.

"Las mafias de comerciantes son un poco más agresivas; mientras que los policías, el riesgo es que vengan, te molesten, que te lleven sin argumentos, que te digan que te quites, que te quieran llevar incluso al juzgado cívico", relata.

De hecho, lo han llevado varias veces al juzgado por tocar; y es que “la Ley lo establece, obstrucción de vía pública, lo dice el artículo 25 de la Ley de Cultura Cívica pero incluso yo saqué un permiso ante la Secretaría que me ampara para tal artículo y créeme que aun con ese permiso, son problemas todavía con los policías”.

Dicho permiso, “lo traigo cargando y a la hora que llega cualquier policía yo lo enseño y si tiene buen criterio ya no hay problema pero luego si te encuentras a cada animal, perdón la palabra, que ni siquiera conoce la existencia de esos permisos y ahora si, te hacen lo que se les viene en mente”, señala.

La Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal establece en sus fracciones II y III que será causa de multa o arresto el impedir o estorbar de cualquier forma el uso de la vía pública, la libertad de tránsito o de acción de las personas, siempre que no exista permiso ni causa justificada para ello.

Por eso, Marcos siempre lleva consigo el permiso requerido. Ya prevenido, con su talento, llama la atención de niños, jóvenes y adultos mayores, de nacionales y extranjeros, incluso, ciclistas participantes en el paseo dominical; sin faltar aquellos que gracias a su música, se emocionan y bailan a ritmo de vals.

¿Su sueño?

“Al menos aquí en mi ciudad que se rompa ese cerco cultural, sé que es muy poco, quizás mi granito de arena, venir y mostrar a la gente otro tipo de sonido, de ritmo y así poco a poco tratar que la gente se abra, no digo que está mal escuchar las cosas populares que ahora se escuchan, pero el repertorio mexicano va más allá”.

De acuerdo al joven violinista, el mundo sería mejor si apreciáramos la música, “ese aspecto artístico, humanitario va ligado al hombre, nunca se va a despegar y siempre va a resonar. Un buen nacionalismo, un cambio de conducta, pues dicen que la música calma bestias y ¿porqué no hacerlo con un país?”

Para Ricardo, el violín es una forma de expresión, una extensión de si mismo, “realmente hasta lo cuido más que a mi novia, el clima, el frío, el calor, todo le hace daño, es una parte de mí”, confiesa.

En este sentido, se dice satisfecho con la reacción de la gente, los niños, son una bomba de sensibilidad. Hay anécdotas de que vienen alterados, “me escuchan, se calman”.

Sin embargo, siempre hay agridulces, es un poco contrariado porque personas extranjeras y “me llegan a dar muy buena propina, te hablo de 100 pesos de jalón y no les duele porque lo aprecian, me dicen, es que tocas muy bien, en mi país ya estarías haciendo otra cosa”.

Por eso te digo que es un poco contrariado porque ese tipo de personas lo aprecian y uno que más quisiera que gente de aquí, lo apreciara igual.

Dentro de lo bueno y malo, algunos se acercan y dicen: oye no estás tocando, es pista, o te echo una moneda porque imitas muy bien, no estás tocando nada; cuestiones así, pero es también a lo que te expones y no tengo problema con eso.

Ricardo, quién vive con su novia que es bailarina profesional y entre ambos pagan la renta, comenzó en el centro histórico, pero ahí, remarca, “las cosas están un poco más pesadas, tanto con la policía y con los comerciantes, ahí fue mi primera experiencia tocando en lugares a cielo abierto, pero con los problemas que tuve allá y necesidad de tocar, fue como caí aquí”.

Su decisión de tocar el violín en la calle, fue por necesidad, señala. Cuando estudiaba se subía a los camiones para comprar sus cuadernos, cuerdas y lápices; y conforme iba estudiando fue ampliando su repertorio y decidió finalmente, establecerse en Paseo de la Reforma,avenida emblemática con cerca de 14.7 kilómetros de largo.

Actualmente, Marcos cursa la preparatoria para poder seguir con la licenciatura, “a mi me interesaría la licenciatura, posgrado en musicología es lo que yo quisiera, pero primero lo primero”.