Salud

Afirman que comerse las uñas es un trastorno emocional y conductual

La onicofagia es un trastorno emocional y conductual, que de no atenderse con especialistas, puede llegar hasta dejar la piel al descubierto.

por Notimex

13/02/2018 20:51 / Uniradio Informa / Salud / Actualizado al 17/02/2023

CHIHUAHUA (Notimex).- La onicofagia es un trastorno emocional y conductual, que de no atenderse con especialistas, puede llegar hasta dejar la piel al descubierto y causar un deterioro estructural permanente, afirmó el médico del IMSS, Ismael Rodríguez Chávez.

El coordinador auxiliar de Salud Pública del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Chihuahua, explicó que este padecimiento, que puede provocar daños y consecuencias, se caracteriza por el hábito que tienen muchas personas de comerse las uñas, generalmente de los dedos de las manos.

Indicó que este trastorno se muestra en menores de 7 a 10 años de edad, así como en adolescentes y que disminuye conforme se vuelven adultos.

Señaló que las personas cuyos padres padecen algún trastorno mental, son más propensas a padecer este hábito; también los que tienen problemas económicos, de pareja o laborales, entre otros, que muchas veces hacen que la persona presente ansiedad.

Rodríguez Chávez recomendó a las personas que comúnmente se “comen las uñas”, a que acudan a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) de adscripción.

Es importante, dijo, que el médico familiar valore su estado de salud y de ser necesario se canalice con el especialista, puesto que este hábito puede traer consecuencias de salud importantes.

Una de ellas es que el comerse las uñas facilita el transporte de los gérmenes de la boca a las manos y viceversa, esto puede crear infecciones.

Estas infecciones ocurren en los dedos y formar panadizos, esto es, inflamación aguda y flemonosa de las partes blandas de los dedos, y en el sistema digestivo, si se tragan las uñas mordidas.

Con el paso del tiempo se genera una mala imagen, puesto que las manos tienen mala presentación lo que puede provocar consecuencias en las relaciones sociales de la persona.

Sobre todo cuando el “mordedor de uñas” es compulsivo y está tentando a comer también la cutícula y la piel de alrededor del dedo.

Luego de años de tener éste hábito, se puede llegar a un punto donde no crece más la uña y se ensancha el dedo, lo que conlleva a deformaciones.

También, a veces se asocia este hábito con sentimientos de culpa y de vergüenza, sobre todo en los menores.

A largo plazo, es perjudicial para el esmalte frontal y la punta de los dientes; las probabilidades de que las piezas dentales se infecten por las bacterias en las uñas se incrementa, por lo tanto, la caries puede agravarse.

Por esta razón, Rodríguez Chávez reitera el exhorto a las personas que se comen las uñas a que acudan con su médico familiar para que los oriente sobre como dejar este hábito que a largo plazo puede traer muchas consecuencias, tanto físicas como emocionales.