Riesgo de salud en BC por solventes de carrocería y pintura

Urge norma técnica ambiental estatal para compuestos orgánicos volátiles

TIJUANA.- Los compuestos orgánicos volátiles vienen con la pintura y otros solventes en talleres de carrocería, poniendo en riesgo la salud de dueños, trabajadores y vecinos, por lo que urge en Baja California una norma técnica ambiental estatal que regule el uso de estos solventes.

Así lo remarcó José Carmelo Zavala Álvarez, fundador del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), explicando que los talleres de carrocería y pintura están por toda la ciudad, por lo que es común que los vecinos se quejen de malos olores o dolor de cabeza, pero el riesgo es mucho mayor, por el nivel de toxicidad.

“Esto se refiere a la actividad comercial de talleres mecánicos, que deslavan piezas con gasolina, con thinner; a talleres de carrocería y pintura; a herrerías que pintan; carpinterías que pintan; los compuestos que vienen con la pintura y que son volátiles, que se evaporan, lo sufren todos los vecinos de este tipo de talleres”, dijo.

En entrevista, el ingeniero bioquímico dijo que a finales de los años noventa o quizás inicios de los 2000, en California se regularon muy estrictamente los compuestos orgánicos volátiles, por lo que algunas de las grandes carpinterías o fábricas de muebles se movieron de California a Arizona o hacia Baja California.

José Carmelo Zavala aclaró que las industrias grandes sí tienen filtros de carbón activado o colectores de polvos para retener sus emisiones y aunque, por el avance tecnológico, hoy existe pintura electrostática, en polvo para evitar solventes, no ha dejado de utilizarse la pintura que contiene volátiles orgánicos.

“Lo vemos en talleres de carrocería y pintura; su autorización, uso de suelo y operación no están realmente regulados por el ayuntamiento, están en zona gris, pero tienen emisiones a la atmósfera, deberían registrarse, la regulación mexicana marca como obligatorio a las fuentes fijas conducir y controlar sus emisiones”, dijo.

Eso lo hace más o menos la industria, añadió Zavala Álvarez, pero en el comercio y servicios está en zona de gris, porque si hablamos de calidad del aire, vemos los cañones de humo, de polvos o de hollín en las taquerías o en las pollerías, eso es algo que afecta a la calidad del aire.

“En lo que respecta a volátiles orgánicos, que se utilizan en solventes para limpieza de piezas o en pinturas, hay talleres de carrocería, de herrerías y carpinterías por muchas partes de la ciudad y el problema es que no hay una norma oficial mexicana que regule las emisiones hacia el exterior”, reiteró.

Explicó que hay una norma que regula a este tipo de compuestos pero en ambiente laboral, que es competencia de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, pero tampoco se aplica porque a veces los trabajadores o dueños usan filtros como para polvos, pero los solventes los están respirando y son un tóxico terrible.

“Los dolores de cabeza son un efecto, pero lo cierto es que se están envenenando; además, los trapos, las paredes que usan a veces filtrante, los periódicos, la tierra, todo sería residuo peligroso, pero se mezcla con la basura común porque el recolector de basura se lo lleva por una propina, habría que ser cuidadosos”, dijo.

Los residuos peligrosos de estos talleres no deben mezclarse con la basura común, apuntó Zavala Álvarez, el recolector municipal tendría que ser más estricto y no llevárselos, así los dueños, al pedir sus autorizaciones, los que la tienen, tendrían que informar el destino de esos residuos y probar que los manejan adecuadamente.

“La solución es regular esto con una norma técnica ambiental estatal, ya se hizo una norma técnica para residuos de la construcción y demolición, buscando que el cascajo de cemento, pavimento y construcción no se quede en los camellones; cierto que esa norma aún no se implementa, pero ya existe un marco regulatorio”, opinó.

Falta una norma similar para los volátiles orgánicos, complementó, más cuando nuestro vecino es California, que los regula tan estrictamente, una norma técnica estatal sería el instrumento, porque si no la gente solo seguirá quejándose de que huele feo, sin poder medir, por ejemplo, el parámetro de benceno, tolueno o xileno.

Los servicios de carrocería, opinó, tienen un alto costo en California, por la estricta regulación, esto ha causado hasta cierto punto una mayor demanda del lado mexicano, por eso vemos tantos talleres de carrocería por toda la ciudad, más en la zona centro, entre las tiendas de curios y las farmacias o en plena calle.

“En los talleres, los cuartos de pintura deben tener paredes filtrantes, filtros de carbón activado para atrapar los volátiles orgánicos, deben tener extractor y filtros de carbón activado, esa sería una manera de controlar la emisión de volátiles orgánicos, la otra es que fueran pinturas base agua o pintura electrostática”, recalcó.

Zavala Álvarez mencionó que los volátiles orgánicos también están presentes en estéticas, por el uso de acetona, pinturas de uñas y tintes de pelo, además de que las limpiadurías en seco, el lavado en seco, también emplea solventes con estos compuestos, por lo que en este tipo de giros también debe tenerse más precaución.

Recordó que más del 90% de la población mundial vive en ciudades que incumplen las directrices de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la contaminación atmosférica representa el mayor riesgo medioambiental para la salud humana, puesto que causa más de 4 millones de muertes cada año.

Los compuestos orgánicos volátiles, finalizó, forman parte de la contaminación atmosférica e incluyen una combinación de cientos de gases que contienen carbono, por lo que es necesaria una regulación ambiental en la materia y Baja California sería pionero, porque no existe ese tipo de regulación ambiental en México.