Urge en BC política integral que mejore calidad del aire

Mexicali registró en diciembre peores niveles de contaminación del año  

TIJUANA.- La condición meteorológica, la celebración de la Virgen de Guadalupe y fuentes de contaminación rutinarias como los carros, calles y asaderos, causaron los peores niveles de calidad del aire en Mexicali este año y nos recuerdan las medidas ambientales que urgen en el estado.

Así lo remarcó José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), luego de que en las primeras horas del 13 de diciembre Mexicali reportó niveles calificados como muy insalubres, de acuerdo a diversas redes de monitoreo de la calidad del aire.

Según lo dio a conocer la agrupación Redspira, el monitoreo mantuvo un promedio de partículas PM 2.5 entre los 201 y 300 AQI (Índice de Calidad del Aire por sus siglas inglés), por lo que sugirió a la población permanecer en espacios interiores y acudir al médico si presentaba síntomas respiratorios o cardíacos.

José Carmelo Zavala explicó que en Mexicali los niveles de contaminación del aire tienen un “piso” ya de por sí alto debido a otras fuentes rutinarias, como los carros, calles y asaderos, pero así como la pandemia visibilizó muchos retos pendientes, la celebración de la Virgen evidenció lo que falta por hacer en este tema.

“Como dijo Martin Luther King, siempre es el momento oportuno para hacer lo correcto; los niveles alcanzados tras el 12 de diciembre evidenciaron nuestro retraso en la atención al tema de calidad del aire, pero esto también es porque nuestro piso, lo que juzgamos ´normal´, es muy alto, cerca del umbral de daños a la salud”, opinó.

Recalcó que lograr un aire sano para Mexicali requiere la aplicación de la Norma Oficial Mexicana 041, la cual es de cumplimiento obligatorio en todo el territorio nacional y establece los máximos permisibles de emisiones a la atmósfera, una obligación para todos los propietarios de vehículos que circulan en el país.

“Los carros aportan más del 50% de la contaminación en la ciudad, esto es sabido desde antes del primer programa para la mejora de la calidad de aire en Mexicali; en los noventa, fue tal la relevancia política de ese primer Proaire que lo presentaron el presidente Ernesto Zedillo y Julia Carabias, titular de la entonces Semarnap”, evocó.

Añadió que Baja California requiere integrar políticas públicas y armonizarlas en favor de una mejor calidad del aire para así trabajar en dos líneas estratégicas, no solo en la reducción de las emisiones que generan los vehículos, sino en la dispersión de estos contaminantes mediante vegetación e infraestructura urbana.

Comentó que en el último Proaire, vigente para el periodo 2018-2027, se contempla un catálogo de estrategias para reducir las emisiones de fuentes fijas, fuentes móviles y de área, otras en materia de protección a la salud, comunicación y educación ambiental y, desde luego, algunas para el fortalecimiento institucional.

“Existe una larga lista de acciones y medidas que incluyen fortalecer la regulación industrial, de pétreos y del sector energético; movilidad sustentable, verificación vehicular, regular comercios y servicios, así como regular quemas agrícolas; seguro requiere actualización, pero sobre todo voluntad para su implementación”, consideró.

El mayor defecto de los Proaires, reconoció Zavala Álvarez, es que no tienen dientes, no son vinculantes, por ello pueden terminar siendo solo un excelente catálogo de buenas intenciones, porque no pasa nada si los actores responsables no hacen su tarea, pero de cualquier modo su lectura es obligada.

“Después de 30 años de programas de verificación vehicular obligatoria en México, nos preguntamos la importancia de cumplir una Norma Oficial Mexicana, la 041 es obligatoria para todo propietario de vehículos que circulan en el país; en Baja California, el gobierno estatal es el responsable de hacerla cumplir”, comentó.

El ingeniero bioquímico explicó que los máximos permisibles marcados en la NOM 041 y en otras normas relacionadas con calidad de aire se refieren a la concentración de contaminantes como hidrocarburos, monóxido de carbono, óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno y partículas, entre otros.

“Son máximos permisibles, la concentración de los contaminantes que un vehículo emite en condiciones normales, de acuerdo con su tecnología, el año, su antigüedad y la ingeniería de su modelo, pero un carro sin mantenimiento contamina 20 o 30 veces más, es muchísimo más”, enfatizó.

Sistemas complejos, afirmó, requieren soluciones múltiples; un paso sería enfocar flotillas de uso intenso, como el transporte público, el parque vehicular de empresas y gobiernos, para que utilicen gas vehicular o, si es posible, sean eléctricos, pero también es necesario revegetar nuestras ciudades, con agua morada, de reúso.

Opinó que en el estado y gran parte del país debe cambiar la política que ha definido los usos de suelo para la construcción, porque al separar viviendas, comercios, escuelas e industria, generó ciudades dormitorio, colonias solo habitacionales cuyos residentes se ven obligados a trasladarse para ir a comercios, escuelas o trabajos.

“Falta más revegetación urbana, sobre todo de plantas nativas; un desarrollo urbano orientado al transporte, con usos de suelo mixtos para reducir la necesidad de movilidad; usar combustible más limpio, como el gas natural y movilidad eléctrica; un transporte público que desincentive el transporte privado”, mencionó.

Se deben incorporar conceptos de ciudad inteligente, transporte no motorizado, para una ciudad caminable y con rutas seguras para bicicletas, complementó Zavala Álvarez, quien es egresado del Programa de Estudios Avanzados en Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable LEAD-México, que oferta el Colegio de México.

“Otra parte importante son los núcleos de seguimiento del Proaire, la estructura social en cada ciudad; no han tenido eco suficiente en las estructuras de gobierno, el mejor seguimiento en Mexicali lo ha hecho ObserBC, que dirige Eduardo Martínez Palomera”, concluyó.