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Einstein y el Proyecto Manhattan

El nombre de Albert Einstein siempre ha estado ligado a la bomba atómica, aunque no haya sido parte del equipo que la desarrolló.

Albert Einstein
Albert Einstein pixabay

por Manuel Valenzuela

27/11/2023 09:42 / Uniradio Informa / Columnas / Actualizado al 27/11/2023

Manuel Valenzuela V.

Aunque Einstein no fue parte del equipo que desarrolló la bomba atómica, su nombre de alguna manera se ligó al desarrollo de ésta, básicamente por la carta que dirigió al presidente Roosevelt en 1939 poniendo el tema sobre la mesa y advirtiendo de los trabajos que los nazis realizaban para construirla.

Traigo a colación esta reflexión porque recién terminé de leer la biografía de Einstein, escrita por Walter Isaacson y publicada en 2008, donde le dedica un capítulo a este tema. La obra se titula "Einstein, su vida y su universo" y es el resultado de un extraordinario trabajo de investigación del autor que incluye una revisión exhaustiva de la producción científica del personaje, así como de la situación de la física teórica en Alemania en las primeras décadas del siglo XX, donde de produjeron las principales aportaciones teóricas del científico.   

Walter Isaacson no es un escritor improvisado, se trata de un experto que se ha especializado en escribir las biografías de personajes importantes como Leonardo da Vinci, Albert Einstein, Steve Jobs, Henry Kissinger, la premio nobel de Química de 2020, Jennifer Doudna en la magistral obra "El Código de la Vida" y recién (septiembre de 2023) publicó la biografía de Elon Musk. Isaacson también es autor del libro "Los Innovadores; los genios que inventaron el futuro" un trabajo excepcional que tiene como columna vertebral el invento de la computadora, el microchip, el internet, los videojuegos y la inteligencia artificial. Fue director del Instituto Aspen, también de CNN, editor de la revista Time, pero sobre todo es un apasionado de la ciencia.

En esta obra, Isaacson describe lo que sucedió con la famosa carta de Einstein al presidente Roosevelt. A principios de 1939, en Berlín, los físicos Otto Hahn y Fritz Strassman demostraron que se podía dividir el átomo bombardeando uranio pesado con neutrones, produciéndose en el proceso (que llamaron fisión) una pérdida de masa que se convertía en energía de acuerdo con la famosa ecuación de Einstein E=mc2. Los físicos alemanes enviaron los resultados a su excolega, Lise Meinter, que había huido de Alemania por ser judía y estaba en Suecia, quien se los compartió al premio Nobel de física Niels Bohr.

Bohr viajó a Estados Unidos y compartió el descubrimiento con sus colegas de Princeton. Cuando se enteró de este experimento el físico de origen húngaro, Leó Szilárd, que trabajaba en la Universidad de Columbia y que también había huido de Alemania, se dio cuenta que era posible producir una reacción en cadena a través de la fisión nuclear y, de poderse controlar el proceso, era posible producir una bomba de enorme potencia. Al ser consciente de las implicaciones de esto y sabiendo que los alemanes trabajaban ya en el tema, decidió visitar a Einstein en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton.

Szilárd se hizo acompañar de su amigo el físico nuclear Edward Teller, y el 16 de julio de 1939 se entrevistaron con Einstein en una casita de campo que este rentaba en Long Island para pasar sus vacaciones. Conocedores de que la principal fuente de uranio estaba en el Congo, en África, y que ese país en ese tiempo era una colonia de Bélgica, su idea era convencer a Einstein de enviar una carta a su amiga, la reina madre de ese país, para prevenirle de lo que podía suceder y que Bélgica no le vendiera uranio a Alemania. Sin embargo, en la discusión se dieron cuenta de que, por las implicaciones del caso, no debían hacer eso sin antes notificar al Departamento de Estado de Estados Unidos y obtener su aval. Fue ahí donde decidieron que la carta firmada por Einstein debería dirigirse directamente al presidente Roosevelt.

Szilárd redactó el borrador inicial de la carta y Einstein la completó y la firmó. Después de muchas dificultades Szilárd, Teller y Alexander Sachs (un economista que era amigo del presidente) lograron entrevistarse con Roosevelt, llevando la carta firmada por Einstein.

La carta en esencia hablaba de la posibilidad de lograr una reacción en cadena de la fisión del uranio y de construir una bomba de enorme potencia con la energía liberada en el proceso. Advertía de los trabajos que se estaban desarrollando en Alemania y recomendaba que la Administración mantuviera contactos permanentes con los físicos teóricos que trabajaban en el país en el ámbito de las reacciones en cadena y decidiera lo conducente.

Para esa fecha, la Segunda Guerra Mundial había ya iniciado y Roosevelt instruyó para que se realizara una reunión con las personas indicadas para abordar el tema. Dicha reunión se realizó el 21 de octubre y estuvo encabezada por el doctor Lyman Briggs, director del laboratorio de física nacional estadounidense, donde se tomaron los acuerdos iniciales para trabajar en el tema y seleccionar al equipo que podría encargarse de ello. Roosevelt recomendó que en esta reunión estuviera Einstein, pero este declinó.        

No obstante, la importancia del tema con la guerra mundial en pleno desarrollo, para marzo de 1940 no se había avanzado lo suficiente, lo que motivó a Szilárd a visitar de nuevo a Einstein y proponerle que firmara una nueva carta, esta vez dirigida a Alexander Sachs, para que informara al presidente de los avances que se sabía que los alemanes estaban haciendo y sugiriera al presidente a darle celeridad a los trabajos. Roosevelt tomó cartas de nuevo en el asunto y se aceleraron los trabajos, sin embargo, fue hasta el 6 de diciembre de 1941 (un día antes del ataque japonés a Pearl Harbor) que se puso en marcha el Proyecto Manhattan. 

A pesar de que Roosevelt insistió en que Einstein se incorporara al proyecto, y de que este había declinado, su incorporación al mismo no hubiera sido posible porque el FBI, cuyo director era J. Edgar Hoover, recomendó no otorgar la acreditación de seguridad nacional a Einstein por sospechas de tener ligas con la Unión Soviética. Así que la carta mencionada y una leve contribución específica aislada que se le pidió en el proceso, fueron las únicas participaciones de Einstein en el proyecto Manhattan. No obstante, su nombre quedó ligado para siempre a la bomba atómica.