Coronavirus

Desempleo en España el coronavirus se sienta en el banquillo del paro

Hoy las calles de Madrid están vacías.

por Notimex

29/04/2020 18:36 / Uniradio Informa / Coronavirus / Actualizado al 17/02/2023

MADRID (Notimex).- “Es que estoy en el paro” o “estoy en la fila del paro” son ahora expresiones regulares que probablemente para algunos hablantes del español tendrán poco sentido, pero para los españoles significan mucho: no tener empleo.

 

Hoy las calles de Madrid están vacías. A las ocho de la noche se escuchan los aplausos por los trabajadores de salud. En Barcelona los estudiantes en uniforme no se fugan de las clases ni se divierten en la plaza del Arco del Triunfo y en Bilbao las calles no están abarrotadas de jóvenes que salen a bailar y a tomar más de un calimocho los sábados por la noche.

 

Pero no sólo queda la tristeza de la soledad en las calles, sino el resabio de que algo más va a suceder, pues no se sale porque no se trabaja y si no hay empleo no hay cómo cubrir lo que de por sí cuesta mucho pagar. De nuevo el paro en España es real y nadie sabe cuánto va a durar.

 

El 13 de marzo iniciaron las medidas restrictivas en España, lo que obligó a diversos negocios a cambiar su modalidad de empleo o a cerrar, y orilló al gobierno a generar soluciones para resolver los problemas cotidianos.

 

Las cifras de este trimestre, publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, señalan que el paro se coloca en 3.3 millones de ciudadanos, lo que situaría entre 13.8 y 14.4 por ciento la tasa de desempleo.

 

Para el conteo de la falta de trabajo en el país también existen los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTEs), suspensiones de los contratos por un periodo, ya que la empresa no puede continuar con sus labores registradas ante las autoridades del trabajo.

 

Con ellos el gobierno calcula, de acuerdo a los reportes de las empresas, la cantidad de personas que no reciben recursos y que pueden aplicar para un plan de beneficios.

 

Hasta esta semana, los ERTEs, que por primera vez contemplan a las personas que realizan trabajos autónomos, registraron cuatro millones de españoles, además de 1.12 millones de autónomos y 3.7 millones que no contaban con empleo hasta el conteo del 20 de abril, lo que da un total de aproximadamente nueve millones.

 

Pero estas cifras son sólo la punta del iceberg del paro en el país, de acuerdo con Víctor Fermosel, profesor de Recursos Humanos en la EAE Business School con sede en España. Según dijo a Notimex, este conteo no contempla a los trabajadores de medio tiempo, a quienes iniciaban procesos de contratación, estaban en fases de prueba u otras modalidades.

 

Los sindicatos españoles también han denunciado que el número de personas que han perdido sus empleos se incrementa día con día y a este problema se agrega que algunos trabajadores no obtienen los beneficios económicos que implican los registros a los ERTEs, contemplados por el gobierno de Pedro Sánchez para ayudar a destensar la situación.

 

Es el ejemplo de algunos de los trabajadores, como los repartidores de las empresas de comida rápida que en algunos casos han tenido que cerrar, pues sus salarios tasados son muy bajos. Si sus empresas no los contemplan para los ERTEs, dependen casi de forma exclusiva de propinas que ganen con algún otro empleo medianamente informal, como repartidores en aplicaciones.

 

Aproximadamente, hasta el 11 de abril, sólo dos de cada 10 trabajadores que se registraron al programa recibieron los cheques correspondientes, de acuerdo con el Sindicato Unión General de los Trabajadores, lo que ha tensado a algunos.

 

Todo tiempo pasado no fue mejor

 

Para este país la crisis no es sólo una mala noticia, también representa un retorno al pasado. Entre los años 2008 y 2009, aunque algunos economistas la fechan hasta 2014, el país vivió una fuerte crisis económica de la que apenas en 2019 salía, pues la recuperación fue lenta.

 

En ese entonces 1.8 millones de personas se quedaron sin empleo, aproximadamente, de acuerdo con los datos del profesor Fermosel, por lo que, aunque aún no se nota este impacto, en unos meses podrán ser cada vez más evidentes las consecuencias de la actual crisis.

 

El analista José Canseco, profesor de EAE Business School, estima que esta crisis tendrá impactará a entre el 20 y el 22 por ciento de los trabajadores españoles, pero es posible que el país logre recuperarse más rápido que en la crisis pasada, aseguró en entrevista con Notimex.

 

La recuperación podría ser posible

 

Frente a la crisis del COVID-19, al no ser cíclica, sino coyuntural, y en caso de que no requiriera más tiempo que medio mes de mayo en el confinamiento, España podría lograr una salida constante que la coloque en una fase de recuperación en las épocas navideñas, donde las compras se reactivan y los trabajos incrementan.

 

El sector turístico y los servicios de comida en restaurantes son los más afectados, pues los trabajadores no pueden laborar de sus casas ni ofrecer los servicios regulares. Dependen de que se declare el país en buenas condiciones para reabrir sus negocios y que se tengan los tratamientos efectivos y la vacuna correspondiente al COVID-19 para que exista seguridad y volver a activar los negocios.

 

De acuerdo con las perspectivas del profesor Canseco, se requieren medidas y estrategias de incorporación dinámica a los sectores turísticos y de servicios, sobre todo, pues aportan el 12 y el 75 por ciento del PIB, respectivamente.

 

Contemplando que los efectos del coronavirus no se extiendan y los planes de salida del confinamiento continúen como hasta ahora indicó el presidente, las empresas podrían tener un 2020 difícil, con una recuperación estable en 2021.

 

El problema se agravaría con una segunda ola de casos, o que en este periodo vuelvan a incrementarse los contagios. Para el Estado sería difícil sostener los préstamos y tendrían que recurrir a detenerlos, indicó Canseco.

 

La nueva normalidad

 

El desempleo provocó en el pasado que los estudiantes universitarios salieran del país a prepararse, en lo que pasaba la crisis, pero al regresar aún no pasaba. Entonces algunos tuvieron que bajar un poco sus perspectivas de empleo, pero la mayoría consiguió, con un máster en la bolsa, trabajos que no les solicitaban más que el bachillerato.

 

Sin dinero suficiente las personas quedaban sin presupuesto para pagar las rentas y los desahucios aumentaron, sobre todo contra los adultos mayores, quienes se quedaron sin casa y diferentes colectivos se organizaron para defenderlos de los policías.

 

Los españoles temen que esto se repita, pues la crisis tuvo una larga duración y fuertes consecuencias en las familias. Aunque en esta ocasión el gobierno ha hecho un mayor número de préstamos o ha otorgado facilidades, se han presentado quejas, pues no todos son aprobados para estos beneficios y las familias han tenido que buscar nuevas formas de sobrevivir.

 

Ahora, como prevención, los grupos se preparan a una posible falta de recursos que los coloque en la misma situación y proyectos como “Huelga de Alquiler” organizan a vecinos que no tienen recursos para abonar a sus rentas futuras. Se mantienen atentos a la vigilancia de programas por si el congelamiento de rentas, propuesto por el gobierno, termina.

 

Pero en general se espera saber qué pasará con la expansión del COVID-19, comprender la dinámica de contagios, tener una cura accesible para el mundo y que el virus no dé más sorpresas desagradables, ya sea a los empleados, a los enfermos, a los trabajadores, a los que atienden en hospitales y casas de asistencia.

 

A su vez, el gobierno espera una reacción positiva por parte de Europa, para que atienda al llamado de Sánchez a realizar un préstamo de un total de 1.5 billones de dólares, además de una desescalada de tensiones con el resto de los partidos, que parece compleja.

 

Queda un futuro incierto para los españoles, que a partir de hoy se preparan para salir, poco a poco, paso a paso y semana a semana, del confinamiento, para poder volver a la nueva normalidad, esa que lleva el cubrebocas puesto todo el día, que prefiere los bares vacíos y a las personas trabajando en casa, al menos, asegura Sánchez, hasta que tengan una vacuna.