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A sus casi 90 años, sorprende por su habilidad para trepar árboles

La abuelita de origen maya, comienza su ascenso, poco a poco, hasta llegar a los frutos de los árboles de caimitos.

por Agencias

21/06/2021 12:04 / Uniradio Informa / Curioso / Actualizado al 17/02/2023

Yucatán.- A Demetria Euán sus años no la detienen, incluso a sus 88 hace solamente lo que le dicta su corazón. Es alegre y muy querida por todos en Tizimín, Yucatán, México.

A Doña Mechita, como la llaman cariñosamente, le encanta demostrar su destreza para treparse a los árboles. Toda su larga vida transcurrió en el campo. Acostumbrada a sembrar y cosechar los bondadosos frutos de los árboles, halla su felicidad entre las ramas y la sombra de los caimitos que la abrazan.

El caimito (Chrysophyllum cainito) es un árbol tropical de la familia Sapotaceae, originario de las áreas de baja elevación de América Central y del Caribe. Crece rápidamente y puede llegar a una altura de veinte metros.

“Los vendo, los frutos de caimito, me subo a la mata, lo bajo, lo vendo, para mi comida”, dijo doña Meche.

Así, sin límites por su edad, a paso firme, la abuelita de origen maya avanza hacia los árboles de caimitos y con una extraordinaria habilidad coloca sus pies sobre el tronco, se abraza a éste, con la espalda sobre una pared, y comienza su ascenso, poco a poco, hasta llegar a los frutos.

Para doña Mechita, los árboles de caimito son sacrosantos. Los ama y venera, los cuida con suma dedicación. Dice que no solo le brindan su sustento diario, sino que, es allí, estando entre ellos, donde realmente se siente segura y feliz.

“Soy feliz con mi padre, con mi rey, eso da mi vida, fuerza, mi señor, ahorita, único, mi esperanza, a mi rey (…) Me subo, 'señor voy a subir la mata, el fruto, para mi comida, papito cuídame, en tu brazo estoy'; me bajo, me subo, voy a vender”, dice contenta Demetria, doña Mechita, en su atropellado español.

A pesar de que su marido murió hace 10 años, la octogenaria no está sola. Dos de sus hijas y sus nietos la cuidan con cariño. Pero, ella es muy terca, no hace caso. Nadie puede evitar que continúe su escalada hacia los árboles. Doña Meche es demasiado trabajadora.

“Mi mamá siempre ha sido muy trabajadora, hasta ahorita, ella se levanta a las 5 de la mañana y ya se pone a barrer, a regar, a limpiar, es el trabajo de ella, limpiar su terreno, ahorita es una persona muy alegre”, explicó Amalia Sánchez, una de las hijas de Doña Mechita.

Amalia se cansa de regañarla por subirse a cada rato a las matas, sobre todo cuando están más cargadas de frutos. Sin embargo, ella continúa recolectándolos para venderlos por las calles de su terruño querido, Tizimín, en Yucatán.

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