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Mei ming, las niñas sin nombre que conquistan identidad

Un esbozo de visibilización global fue el documental Generación Mei Ming: miradas de la adolescencia (David Gómez Rollán, 2015).

por Notimex

09/04/2019 14:37 / Uniradio Informa / Internacional / Actualizado al 17/02/2023

Madrid, (Notimex).- Hace dos décadas se debatían en un futuro incierto, abandonadas por sus padres biológicos que debían cumplir la política del “hijo único” en China. Ahora, aunque indagan sus orígenes, defienden su identidad, son tema de documentales e incluso mina turística. Son la generación Mei Ming.

Un esbozo de visibilización global fue el documental Generación Mei Ming: miradas de la adolescencia (David Gómez Rollán, 2015), y hace menos de un mes Sara lo reforzó al tomar la batuta para, a través de su propia historia y una fotografía, reconstruir el vínculo que mantenía presente con su natal China.

Precisamente de China salió rumbo a España con sus padres adoptivos en mayo de 2001, en un viaje de más de nueve mil kilómetros.

Cuando Sara nació, en el año 2000, la población en China era de mil 263 millones de habitantes y crecía a un ritmo de 0.83 por ciento, muy por debajo de la tasa de 2.8 que el Banco Mundial (BM) calcula para los picos más altos en 1966 y 1970, pero aún elevada para el nivel de bienestar fijado por las autoridades chinas.

El documental de Gómez Rollán, disponible en redes sociales, aborda las paradojas a las que se enfrentan las jóvenes de la generación Mei Ming (sin nombre, en español), a partir de la experiencia que representó para él la convivencia con su hermana menor, adoptada en China.

“De China tengo los ojos pero no tengo el idioma, y de España tengo el idioma pero no tengo los rasgos, así que soy rara en todas partes”, reflexiona Mariana, una de las protagonistas de la cinta, con la que se identifica gran parte de las 18 mil jóvenes nacidas en China y adoptadas por parejas españolas de 1995 a la fecha.

En 1973, cuando su población se acercaba a los 882 millones de habitantes, China dictó las primeras políticas de control demográfico (pláticas y distribución de anticonceptivos) y seis años más tarde las parejas enfrentaban la política de “hijo único”, cuando la población crecía a tasas de 1.3 por ciento y sumaba 969 millones, según datos del BM.

El resultado: miles de niñas nacidas y dejadas en orfanatos o sitios públicos, ante la imposibilidad de sus padres de conservarlas so pena de sanciones. También pesó la tradición de otorgar mayor valor al hijo varón por el apoyo que podría representar en labores productivas, frente al costo de una dote que se debería forjar para una hija.

Los orfanatos entonces se vieron saturados, condiciones que el canal británico Channel 4 divulgó en su producción de 1995, “Las habitaciones de la muerte”, a partir de grabaciones con cámaras ocultas.

Por esos años nació Andrea, la “hermana” de orfanato de Sara, a quien tuvo que acompañar -por ser mayor- para alimentarse, vestirse o asearse. Sara relata su propia historia en su cuenta social de Twitter, @saracordless.

Ambas fueron adoptadas en Hubei, provincia central de China que en el año 2000 superaba en más de dos veces la densidad poblacional promedio del país, con 320 personas por kilómetro cuadrado, y una población total de dos millones 278 mil habitantes, según datos del Quinto Censo Demográfico Nacional.

Los casos de Sara y Andrea son solo dos de las decenas de miles que involucran a niñas adoptadas.

Todas ellas crecieron con una identidad generada por sus padres adoptivos, pero que se empeñan en buscar sus orígenes biológicos a partir de su genética, algunas por cuenta propia y otras con apoyo de diversas organizaciones.

La República Popular China se asienta un territorio de más de nueve millones de kilómetros cuadrados, donde habitan mil 403 millones de personas, por lo que emprender una búsqueda de tal naturaleza pareciera ser a la de tratar de hallar una aguja en un pajar, pero la voluntad y la tenacidad respaldan estas acciones.

Nanchang Project, en Estados Unidos, es una organización que a partir de la red social Facebook ha logrado apoyar el encuentro de niñas adoptadas con sus padres biológicos en China, a partir de detalles mínimos que sus padres adoptivos conservaron y que hoy les facilitan la búsqueda.

La organización provee análisis que facilitan, a partir del ADN, el encuentro de padres biológicos con las hijas adoptadas en Estados Unidos. Lan, una residente estadunidense en China, se solidarizó con la causa y apoya, a su manera, el reencuentro.

En diciembre, 20 de las niñas adoptadas en Estados Unidos, Canadá y Países Bajos se reencontraron con sus padres biológicos en China. Un video armado por Lan y divulgado en redes fue la clave para lograrlo.

La industria turística también encontró un nicho de oportunidad con esta problemática social y, sobre todo en España, es común encontrar programas que además de ofrecer a las jóvenes conocer los atractivos de su país de origen, prometen apoyo para la ubicación de sus familiares biológicos.

Sara y Andrea se encontraron en España, sin lazos sanguíneos, pero con una memoria común: el orfanato de Hubei y una fotografía que plasmó su último encuentro antes de ser adoptadas por diferentes parejas de españoles.

 

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