México

Cadáver de médico francés fundó el museo de las Momias de Guanajuto

En el Museo de las Momias de Guanajuato como en ningún otro lugar, el visitante accede a un contacto íntimo y profundo con la muerte.

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por Agencias

21/04/2022 09:38 / Uniradio Informa / México / Actualizado al 17/02/2023

Por: Unión Guanajuato

MÉXICO.- Localizado en la ciudad de Guanajuato, en las vitrinas descansan los cuerpos inertes de personas que vivieron durante los siglos XIX y XX, y que fueron enterradas en el panteón de Santa Paula.

Ha señalado el cronista del municipio, Eduardo Vidaurri Aréchiga, que las momias que se exhiben pertenecen a gente cuyos familiares no pagaron los derechos de perpetuidad.

Debido a ello, y por la falta de espacio en el panteón, sus cuerpos fueron exhumados y pasaron a formar parte de la colección que integra el museo más famoso de Guanajuato.

El primer cuerpo momificado se descubrió en 1865. Pertenece al doctor Remigio Leroy, un francés que vivió en Guanajuato y quien murió a los 50 años de edad por disentería.

La momia de Remigio Leroy es una de las más famosas. Su cadáver estaba en muy buen estado de conservación después de cinco años tras su fallecimiento.

El francés luce de pie, elegantemente vestido con un traje de saco, chaleco, camisa y pantalón. Fue exhumado el 9 de junio de 1865, al no tener familiares en México que pagaran la perpetuidad.

La identificación de las momias se ha dado gracias al hallazgo de actas de defunción, así como a diversos estudios que se les han realizado. Sin embargo, aún hay cuerpos que no han sido identificados.

El servicio público de panteones de Guanajuato tiene previsto que si en una exhumación llegara a aparecer un cuerpo momificado, éste inmediatamente se incorpora al patrimonio cultural del municipio.

La última momia que se unió a la colección fue en el 2003.

Uno de los rasgos que más llaman la atención a los visitantes es que la mayoría de los cuerpos tienen la boca abierta, rasgo que es un indicio de que ninguno de los cuerpos fue preparado para su conservación.

Los visitantes a veces se desconciertan por las posiciones de los brazos, por la muecas y se llegan a preguntar si son rostros de dolor, pero en realidad no, son efecto del proceso cadavérico.