Un hogar con dos mamás

Por Primavera Fraijo

Hermosillo.-    Existen muchos tipos de familias: las hay con papá y mamá; solamente con mamá; solo papá; con abuelos; con dos papás o con dos mamás.

Beatriz y María decidieron formar su propio hogar hace diez años. Actualmente, tienen un hijo adolescente y tres pequeños de dos años de edad. En 2017, contrajeron matrimonio en la Ciudad de México, luego de haberlo intentado en Hermosillo, Sonora, y toparse con un proceso demasiado largo.

“El plan era casarnos aquí en Hermosillo. Hicimos todo el trámite; metimos el amparo pero lo negaron en el gobierno del Estado, lo mandaron a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y estaba en trámite cuando nos embarazamos y nacieron los niños”

“No llegaba y no llegaba el amparo, urgía porque antes de los seis meses los niños tenían que ser registrados. Nos tuvimos que ir a la Ciudad de México y registrar a los niños allá. Fue un trámite corto y sin problema”, explicó María, de 33 años de edad.

Ambas mujeres coinciden en que la CDMX es más educada y abierta a la homosexualidad que Hermosillo.

“El trato de las personas allá es cálido, abierto, educado… el trámite ellos mismos nos lo agilizaron, ellos mismos se ofrecían para que las actas estuvieran más pronto. Ellos fueron los que verdaderamente nos ayudaron. Muy empáticos”, describió Beatriz, de 57 años de edad.

¿Homofobia?

La psicoanalista y doctorante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Dani Cruz,  declaró el jueves que los padres son las primeras personas que alejan y discriminan a sus hijos cuando descubren que son homosexuales.

Algo parecido ocurrió con Beatriz y María. Si bien, consideran que han tenido la fortuna de que su historia de amor no ha sufrido tantas complicaciones, como ocurre en la mayoría de los casos, sí recuerdan que los primeros en tomar una actitud apática al enterarse de las preferencias sexuales de cada una, fueron sus padres.

En el caso de Beatriz, la única hija en medio de puros hermanos, fue su mamá quien, en un inicio, se comportó reacia a la situación. Sin embargo, con el tiempo, y al ver que tanto su padre como sus hermanos la apoyaban, terminó cambiando de actitud.

“Es muy difícil para la familia aceptarlo, asumirlo, porque una cosa es verlo de lejos, en la amiga de tu comadre, a decir 'mi hija'; ya cuando lo tienes cerca, pegadito, existe un conflicto muy fuerte para la familia. A mis papás no les agradó mucho la idea pero llega el punto en que no les queda de otra, o ven que es en serio, que no es rebeldía, que no estoy experimentando, que es una relación seria”, narró María. Su familia tardó seis años en aceptar la relación.

La pareja también se topó con el duro rostro de la discriminación durante el nacimiento de sus trillizos. En el hospital donde María dio a luz, en Hermosillo, una trabajadora social les condicionó el servicio médico hacia uno de sus pequeños que presentó una leve complicación al nacer.

La empleada endureció su rostro desde el momento en que se enteró que eran dos mamás. Forzó innecesariamente a la pareja a que registraran y dieran de alta en el nosocomio a sus bebés con los apellidos de María solamente, y no el de ambas, como ellas querían, de lo contrario no atenderían a su bebé.

Finalmente, acudieron a la directora de Atención a los Derechos Sexuales de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, María Luisa Alatorre, quien las apoyó y les aseguró que el personal sería capacitado en materia de nueva cuenta.

Sociedad de Hermosillo

Beatriz se queda un instante pensativa ante la pregunta de si en Hermosillo la sociedad está preparada para aceptar y apoyar a la comunidad LGBTTTIQ. Concluye que aún nos falta mucho.

“Si las acciones del gobierno, de los actores políticos, es de no comprometerse en este tema, quiere decir que está cuidando su imagen frente a una sociedad que le marca que no está de acuerdo. Cuando ellos cuidan su imagen desde donde están, quiere decir que el grueso de la población del Estado no está preparado. Porque entonces, empiezan las críticas, los señalamientos, etc. Eso nos habla de que no estamos preparados”, puntualiza.

Tendríamos que ir caminando en un sentido más formativo, señala Beatriz, en el sentido de formación de persona, en qué tipo de personas está formando la sociedad. Pese a todo, Beatriz y María aseguran que sí ha habido avance en materia a lo largo de los años, pero también reconocen que hay mucho por trabajar.

Por su parte, seguirán educando a sus hijos bajo los valores del respeto, la aceptación y el orgullo de amar sin prejuicios y en completa libertad, con la fortuna de crecer con dos mamás.