Es menos peligroso para migrantes centroamericanos cruzar a EEUU

Por Alán Aviña

Hermosillo.-   Los migrantes que salen de Centroamérica saben que hay menos peligro de morir al cruzar a Estados Unidos, aún con la amenaza del crimen organizado en México, la xenofobia, la militarización de la frontera sur y norte y las inclemencias del desierto, que en sus países azotados por la pobreza, los conflictos políticos y la violencia de pandillas, indicó Mario Alexander Cabrera.

El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, que forma parte del Seminario Niñez Migrante de El Colegio de Sonora, mencionó que según datos recientes, de Honduras diariamente salen 300 migrantes hacia Estados Unidos.

“Mientras que la población que migra sin documentos no tenga las condiciones adecuadas para vivir en su país, mientras esté en riesgo su vida, van a buscar la forma de migrar.

“Esto nos puede ayudar a entender el por qué hay padres aún con sus hijos en brazos, se arriesgan, intentan cruzar sobre el alambre militar que tiene Estados Unidos o aun gaseándolos desde un helicóptero o con la militarización que hay en la frontera México-Estados Unidos o intentan cruzar el Río con todos los peligros que implica”, comentó.

Agregó que el fenómeno de las caravanas utilizadas para migrar es un nuevo mecanismo que utilizan los pobladores de Centroamérica para reducir los riesgos del tránsito por México hacia Estados Unidos.

No obstante, indicó que sólo el 15% de los migrantes que salieron de Honduras lo hicieron a través de caravanas. La gran mayoría utiliza otras formas, incluso “Coyotes” o traficantes ilegales de personas.

“En términos generales, lo que se sabe por la gente que estudia el fenómeno migratorio es que hay causas ambientales, causas económicas, causas políticas y en el tema social en general, que es lo que hace que la población migre”, contó.

Indicó que el tránsito migratorio de sur y Centroamérica hacia Estados Unidos son el fenómeno actual más complejo que vive el mundo, que puede agudizarse si no se resuelven las condiciones de vulnerabilidad en que viven los países expulsores como Honduras, Belice y Guatemala.