Protección a vaquita marina requiere soluciones múltiples

-Conflicto con pescadores rebasa a Semarnat y obliga a visión integral del problema.

-Candidatos toman partido para ganar votos y polarizan con una política simplista.

TIJUANA.- La extinción de la vaquita marina es un problema complejo que sólo puede evitarse con soluciones múltiples, porque el buche de totoaba tiene un alto valor en el mercado internacional y esto es un motor que impulsa su pesca ilegal con redes en las que también queda atrapada la vaquita marina.

Así lo remarcó el ingeniero José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), afirmando que el verdadero estímulo a la ilegalidad es el alto costo que tiene el buche de totoaba, que a orilla de playa puede costar alrededor de 8 mil dólares, pero en China puede costar hasta 20 mil dólares. 

Añadió que el número de inspectores y los instrumentos que tiene la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para evitar la pesca clandestina de totoaba y proteger a la vaquita se ven rebasados por el gran estímulo que representa el alto valor que tiene la totoaba en el mercado global.

Ante el conflicto entre activistas protectores del medio ambiente y pescadores del Alto Golfo de California que afirman haber dejado de recibir la compensación que les daba el gobierno federal para no pescar en esa zona, el director del CIGA opinó que el tema está polarizando la opinión pública y crea un caldo de cultivo muy riesgoso.

Opinó que las campañas electorales ya arrancaron y candidatos a gobernador están tomando partido en busca de votos, basándose en una política simplista, siendo que el problema es más complejo y requiere soluciones múltiples, porque la inminente extinción de la vaquita es sólo un indicador de la mala salud de un ecosistema sobreexplotado.

“La realidad en el Alto Golfo sigue incomprendida y el proceso electoral en Baja California la secuestra; las pobres visiones de la política electoral no abonan, sino que capitalizan equivocadamente los errores ajenos, suponiendo que se convierten en virtudes propias”, criticó Zavala Álvarez.

Recordó que el hábitat original de la vaquita marina era el Delta del Río Colorado, que es la parte donde termina el río y entra al mar, donde el agua dulce y salada se mezclan, volviéndose aguas ricas en nutrientes y centros de reproducción de muchas especies, pero dado que prácticamente toda el agua del Río Colorado se usa, el Delta se secó.

“Podría decirse que toda el agua de la cuenca del Río Colorado tiene dueño, derivado de los acuerdos entre México y Estados Unidos, los usuarios del agua del Río Colorado secamos el Delta, modificando el ecosistema del Alto Golfo, de modo que las especies marina y el medio ambiente son usuarios de esa agua que han sido menospreciados”, dijo.

El experto en gestión estratégica del desarrollo agregó que el problema es complejo y no ha sido suficientemente comprendido, porque la pesca ilegal de totoaba es impulsada por la terrible asimetría de valor que tiene en comparación con la pesca legal de otro tipo de especies, pero el precio a pagar es la extinción de la vaquita marina.

“Antes la pesca de langosta en Puerto Nuevo se hacía allí mismo y generó que una comunidad de pescadores se transformara en restaurantes de carretera; hoy la langosta estilo Puerto Nuevo es muy famosa, un orgullo del estado, pero se agotó y ahora se trae más de Isla de Cedros, ya no es un pueblo de pescadores, sino de restaurantes”, recordó.

José Carmelo Zavala dijo que la sobreexplotación y la sobredemanda son el precio del “éxito”, como también ocurrió con la pesca de abulón en El Rosario, 60 kilómetros al sur de San Quintín, donde había una empacadora en el sitio y desayunar chorizo de abulón no era algo extraordinario, pero hoy es cultivado en granjas.

“En el discurso del gobierno federal pasado y el del actual pareciera que se entiende que el problema requiere una visión sustentable, pero en los hechos no alcanzan a instrumentar esa visión, falta un liderazgo fuerte que logre permear a todas las áreas del gobierno porque el de la Semarnat es un liderazgo sectorial rebasado por la realidad”, opinó.

Que haya coordinación no es suficiente, añadió, el gobierno se “departamentaliza”, se especializa en áreas, pero la realidad es una sola y no le importa que haya gobiernos municipal, estatal y federal; para mejorar necesitamos un proceso inverso, seccionar por partes para entender, pero luego integrar, rehacer la visión del todo, para tomar decisiones.

“Antes celebramos cuando se creó la Semarnat y logró hacerle un espacio al tema ambiental en el gobierno, pero ya cumplió ese primer ciclo, hoy debe evolucionar a Secretaría de Desarrollo Sostenible, con soporte en tres pilares de lo sustentable:  economía, sociedad y ambiente, además de que siendo sostenible será duradera”, dijo.

Enfatizó que desaparecer los Consejos Consultivos para el Desarrollo Sustentable (CDDS) fue un error terrible del gobierno de Enrique Peña Nieto, porque había una participación social plural y representativa de diversos sectores; lamentó que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador todavía no corrige el error y mantiene la convocatoria de un consejo sectorial ambiental, siendo que lo que se requiere es un trabajo multisectorial.

En cuanto a la queja de pescadores que afirman que este año dejaron de recibir la compensación que les daba el gobierno federal para no pescar en el Alto Golfo, Zavala Álvarez recordó que siempre hubo quienes se quejaron de que había “mano negra”, porque las compensaciones se daban a los concesionarios pesqueros, no realmente a los obreros.

Sin embargo, opinó que sí debe existir algún sistema de amortiguamiento y debe diversificarse la economía de la región, quizá con pesca deportiva, además de que el gobierno federal debería al menos compensar a las familias necesitadas con los estímulos y becas que este año está entregando a jóvenes y grupos vulnerables de todo el país.