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La importancia de mantener la actividad en la edad mayor

El incremento de la edad de la población implica que haya modificaciones en las edades a las que las personas se retiren. Sin embargo, persisten resistencias, la mayoría de las veces basadas en estereotipos negativos que representan a las personas mayores como incapaces de seguir trabajando.
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Por: Dr. Gustavo Morelos Padilla

El incremento de la edad de la población implica que haya modificaciones en las edades a las que las personas se retiren. Sin embargo, persisten resistencias, la mayoría de las veces basadas en estereotipos negativos que representan a las personas mayores como incapaces de seguir trabajando.

Es importante considerar los aspectos psicológicos y emocionales de las personas mayores que trabajan. Se ha demostrado que mantenerse activo y vinculado con el trabajo contribuye al sentido de vida, a una menor probabilidad de padecer demencia como el Alzheimer, también enfermedades cardiovasculares y otras. Por estas razones, en ocasiones el deseo de retirarse del trabajo se acaba pronto, al mismo tiempo que incrementan los riesgos de enfermedad, sobre todo cuando es difícil encontrar actividades en las que mantenerse activo a causa de la discriminación y los prejuicios.

Es cierto que no hay que perder de vista que una buena parte de las personas que entran en la edad mayor siguen trabajando lo hacen por necesidad económica. Durante sus etapas de vida más jóvenes, ha sido difícil producir suficiente riqueza para garantizar su propio sustento económico durante las etapas posteriores. Además, el desbalance entre el incremento de la esperanza de vida y el decremento de la tasa de nacimientos ha llevado a que la promesa intergeneracional de que sea el trabajo de los jóvenes lo que sostenga a los mayores se haya venido desvaneciendo desde hace décadas.

En ese sentido, es necesario luchar por mejorar las condiciones laborales y los sistemas de retiro. No obstante, no debemos perder de vista las correlaciones positivas entre la salud física y psicológica y la vinculación con actividades productivas. Esto puede tomarse en cuenta al realizar los ajustes en las edades a las que las personas se retiran, ya que muchos estereotipos negativos sobre las personas mayores y su capacidad de seguir trabajando persisten. Sobre todo considerando que envejecer en el presente es hacerlo con mayor salud que en el pasado. Además, el valor que producen las personas mayores también se puede apreciar en actividades de voluntariado o en labores de cuidados.

Es importante mencionar el concepto del "segundo dividendo demográfico", que se refiere a la oportunidad de incorporar el trabajo de las personas mayores en las ecuaciones económicas de manera productiva. El Senado mexicano recientemente introdujo cambios a la Ley Federal del Trabajo para garantizar la inclusión de las personas mayores de 60 años en el ámbito laboral.

Todo esto apunta a una reconfiguración de la sociedad que hemos venido impulsando desde la Gerontología Social (una sociedad para todas las edades), donde se reemplaza la visión de las personas mayores como solamente pasivas y consumidoras de recursos y servicios (por ejemplo, servicios de salud), para replantear una visión donde se comprendan como personas valiosas que contribuyen activamente con sus comunidades, familias y sociedad.

* El Dr. Gustavo Morelos Padilla es doctor en Ciencias Sociales y candidato del Sistema Nacional de Investigadores. Es profesor de Gerontología Social en CETYS Universidad, campus Tijuana www.linkedin.com/in/gmpadilla