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Tacos ciegos

El gran problema en la integración de las personas ciegas (y con otra o varias discapacidades) somos nosotros, a quienes nos incapacita la ignorancia.

Libro en braille
Libro en braille Pexels

por Juan Ángel Vásquez

06/06/2023 10:18 / Uniradio Informa / Columnas / Actualizado al 06/06/2023

@chefjuanangel

La sala completa del hospital se estremeció con aquel chillido estruendoso, aunque era cosa de diario.

-¡Es una hermosa nena, es niña, felicidades!-

Karina, a sus dieciocho años, estaba asumiendo la valiente y difícil tarea de ser madre, madre soltera.

-Señora, como usted sabe, fue un parto prematuro y a pesar de que no hubo complicaciones, la pequeña nació con retinopatía prematura, no va a poder ver, es ciega de nacimiento-

La pequeña Alexandra había estado en incubadora durante 2 meses y ese momento era el día de regresar a casa.

-¡Aquí, aquí!- Con un llanto de impotencia y la bebé de meses en brazos, Karina agitaba la mano en lo alto pidiendo la parada a un camión de la ruta "Circuito Norte". 

-¡Bajan, bajan aquí!- sujetó fuerte a Alexandra, tomó su mochila, colocó la pañalera en su hombro y caminó unos metros, levantó la mirada, regresó unos pasos, y entró a la Iglesia.

-¿Por qué a mi hija?, ¿por qué tenía que nacer ciega?- Karina estaba desconsolada, cansada y llena de coraje. Tomó asiento y respiró, enjugaba sus lágrimas mientras depositaba su vista en el altar y ahí, todo tuvo sentido, recordó el momento cuando encarecidamente le rogó a Dios que le permitiera vivir, que le mandara a su hija como fuese; esto mientras padecía en el hospital por algunas complicaciones previas al parto.  Karina se levantó de la banca, tomó sus cosas y fue a casa. 

Con el paso de los años, encontró al amor de su vida: el famoso "Tío Lalo" que rondaba por la vida de Alexandra desde que tenía 4 años; en breve se convirtió en su papá.

Lalo siempre había usado lentes, a inicios de la pandemia acudió con el oftalmólogo a revisión para explorar la posibilidad de una cirugía, el especialista dio un diagnóstico que llevó a su familia a realizar un sinfín de actividades para que Eduardo pudiera ser examinado en la Ciudad de México con la esperanza de una respuesta diferente; sin embargo las noticias no fueron buenas, su diagnóstico: retinosis pigmentaria, una enfermedad que poco a poco acabará con su vista, lo cual detuvo por completo cualquier esperanza. Entre los apoyos que llegaron en ese momento fue una carreta de tacos con el fin de que la vendieran para obtener dinero, sin embargo, optaron por convertirla en una forma de obtener ingresos y así nacieron "Don Lalo, tacos dorados y más". Actualmente Lalo atiende el negocio, apoyado con algunas lámparas que le permiten ver un poco mejor, ya que su capacidad de visión tiene una caducidad máxima de 3 años.

Alexandra tiene 18 años y estudia psicología, con una lista interminable de actividades extracurriculares que ha ido coleccionando: cantante, modelo, nadadora, pintora; una joven sin miedo, admirable como sus padres.

La semana pasada recibí la invitación para desayunar con un grupo de jóvenes ciegos en un restaurante que tiene menú en Braille (Sagrado Remedio Chilaquiles), el cual tradujo Karina. Tomé asiento en medio de Alexandra, Edenia, Julio, Gabriela, Gemma, Carlos, Abelardo y Pablo; todos llenos de alegría platicaban entre sí. Frente a mí, Gemma y Edenia leían el menú con sus dedos, recorrían la textura de los puntos resaltados en el papel enmicado mientras se emocionaban -¡Mira Edenia, hay chilaquiles con mole!- Por su parte Gemma a paso veloz recorría las hojas -¡Haaay hot cakes con Nutella!- ¿Qué hace uno en ese momento de la vida? Me tragué las lágrimas y me dispuse a celebrar, sí, a celebrar, porque ellos así me lo indicaron con su actitud: aquello era una celebración, un triunfo de la inclusión.  -Así deberían tener un menú en los mariscos- dijo Abelardo; no solo en los mariscos pensé. El gran problema en la integración de las personas ciegas (y con otra o varias discapacidades) somos nosotros, a quienes nos incapacita la ignorancia, el desconocimiento de cómo tratarlos, cómo ayudarlos, cómo dirigirnos a ellos:

  • Debes dirigirte siempre directamente a la persona ciega; preguntarle, comentarle o saludarle sin usar intermediario.
  • Si la vas a saludar puedes iniciar: "Alexandra, venga esa mano para saludarte y darte un abrazo".
  • Para ayudarle, primero pregunta, no llegues sosteniendo su bastón o queriendo retirarle las cosas que carga para apoyarle.
  • Recuerda que son ciegos, pero pueden hablar, escuchar, beber una cerveza, nadar, enamorarse, enojarse, disfrutar el mar, y muchas cosas que los "no discapacitados" a veces les impedimos.

 

*Don Lalo, tacos dorados y más están en Florencia #2 Col. Las Lomas Sección Bonita 1

Chef Juan Angel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.